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jueves, 28 de febrero de 2013

Capitulo 35: Innocence

Simplemente, no me matéis, ya sabéis que os adoro y que nunca dejare de escribir mientras sigáis ahí.

Su cabeza descansaba sobre la sabana, blanca y arrugada, y sus cabellos pelirrojos esparcidos por la almohada a doquier, unas manos pequeñas le trenzaban el cabello y le acariciaban el rostro. Una silenciosa lágrima cayó a sobre las mantas y apresuradamente se limpió el rostro.